Columna de Eduardo Morón en El Comercio
Si de mí dependiera yo ya le hubiera dado el Premio Nobel a Mario Vargas Llosa. Pero la verdad es que me parece un enorme despropósito que el gobierno se empeñe en darle un subsidio a personas que como él visitan la región amazónica vía Iquitos. Para empezar no creo que ni él ni todos sus amigos que vinieron desde España a navegar por el Amazonas en un crucero de lujo necesiten los recursos del Tesoro Público para hacer más barato su viaje Lima-Iquitos-Lima. Pero lo que es muy curioso es cómo ha defendido el ministro de Economía la creación de este subsidio a los viajes con destino a Iquitos. Según lo que informó este diario hace unos días, “el titular del MEF, Luis Carranza, señaló que el subsidio de los pasajes hacia Iquitos corresponde a una decisión política, que tiene que ver con el apoyo del Gobierno a la región amazónica, por lo que no se requiere un informe técnico. El objetivo es generar demanda para las rutas hacia Iquitos.”
A mi modesto entender, las palabras del ministro se deberían interpretar de la siguiente forma: dado que la decisión es política no habrá informe técnico que la pueda justificar. Alguno podría decir que en realidad el MEF una vez más opta por pelear las grandes batallas (ni la ampliación del SIAF para gobiernos locales, ni la reducción de exoneraciones, pero seguro que habrá alguna más allá de la tímida reducción arancelaria) y dejar pasar estas “decisiones políticas” del presidente. Total sólo serán 12 millones de soles al año que equivalen a una cuarta parte del costo de los 469 patrulleros 4x2 de la ministra Mazzetti. Un sencillo en esta lluvia de millones de créditos suplementarios.
Este subsidio es un excelente ejemplo de pésima gestión fiscal. Para empezar no está focalizado en quienes más necesitan el apoyo de los ¿escasos? fondos públicos. Le voy a tener que contar a la hacendosa empleada de mi tía que es de la selva y se muere por visitar su tierra que el gobierne quiere que ella subsidie al resto. Que ella pague puntual el IGV en cada una de sus compras para que con esa plata gente como nuestro laureado escritor puedan viajar más barato a la selva. ¿Y la equidad? ¿Dónde están los defensores de los derechos de las empleadas para que armen otra marcha como la de Asia?
Segunda cuestión: ¿qué tiene Iquitos que no tenga Tarapoto? En el primer crédito suplementario que se está pidiendo en el año (yo apostaría que van a haber por lo menos 3 este año) se ha puesto que sólo aquellos viajes con destino a Iquitos tendrán este subsidio. ¿Cuáles son las razones para tremenda asimetría? ¿Por qué Madre de Dios no está incluido entre los favorecidos con el dedo dorado del MEF? ¿Qué van a decir los congresistas que no son de Loreto?
Tercera cuestión: ¿Hay fondos presupuestales para antojos presidenciales? ¿Es así como se asignan los recursos? ¿O es que la labor del MEF es mostrar que hay maneras más inteligentes y baratas de apoyar una determinada zona, región o actividad? ¿Qué otros funcionarios públicos tienen capacidad de ver reflejados sus antojos en partidas presupuestales? ¿Tienen los presidentes regionales también el derecho a “decisiones políticas” que no requieren sustento técnico?
Por más que le he puesto cinco hielos a la gaseosa y voy en mi segunda pastilla para el hígado para poder digerir con tranquilidad la noticia no puedo evitar que me retumbe en la cabeza la definición de economía: asignación de recursos escasos en usos alternativos. ¿O es que acaso nos sobra la plata? A última hora me entero que los congresistas han negado este pedido. Aplausos para ellos desde esta modesta tribuna.
jueves, 15 de febrero de 2007
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1 comentario:
Efectivamente, una de las cuatro cosas que no pasaron en el crédito suplementario fue ésa. Lo que ocurrió fue más burdo, creo. La propuesta original fue exonerar los pasajes aéreso a Iquitos del IGV. Se comentó que un subsidio focalizado a la demanda era una de las alternativas menos mala. Parecen haber ignorado los dos detalles. Opciones de política más sensatas, como ya sabemos, no son políticamente correctas.
Otra de las novedades era que Agrobanco destinara el 15% de su capital a préstamos directos a pequeños agricultores. Aparentemente, es poco relevante que uno de los fondos que administran en la ventanilla de primer piso tenga tasas de morosidad de casi uno de cada dos soles prestados. ¿Y el socio privado del proyecto original? Dicen que hay uno. ¿Querrá aportar capital, como dicen unos? ¿O comprarlos, como dicen otros? ¿Han visto el proyecto de Agrobanco que hay en el Congreso? Está de los más ochentero.
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