Columna de Eduardo Morón en El Comercio
Como señalé meses atrás lo más sorprendente del crecimiento del año pasado no va a ser el 8% registrado por el INEI, sino que el Perú finalmente pasa a tener un nivel de PBI por habitante mayor al record anterior de 1975. Así es. Aunque parezca mentira al Perú le ha tomado 30 años regresar a donde estaba en términos de crecimiento. No voy a dudar del 8.03% que ha publicado el INEI pues no vale la pena, seguro que en el camino lo revisarán cuando convenga. Frente a la impresionante cifra que marca el mayor crecimiento en los últimos 11 años surgen varias inquietudes.
La primera y más obvia es que pedimos que levante la mano quién tuvo la culpa de esto. Somos una pequeña economía abierta al mundo y como tal nuestro crecimiento está determinado -en buena medida- por cómo le va al mundo. La última vez que hice números encontré que alrededor de dos tercios de nuestro crecimiento está explicado por factores externos. Sólo un tercio es fruto de lo que se hace y decide aquí. Los términos de intercambio es un indicador clave que mide cuanto más nos pagan por lo que vendemos neto de cuanto más tenemos que pagar por lo que compramos. Este indicador subió el año pasado en más de 25 por ciento y en más de 40 por ciento en los últimos 3 años. Pero podemos nombrar a Susy Díaz o a Ben Bernanke en el MEF y ese indicador no se moverá ni un centímetro, no depende para nada de lo que hagamos o decidamos localmente.
La segunda es una pregunta para ustedes. ¿Qué tienen de parecido Estonia, Argentina, Latvia, Venezuela, India, China con el Perú? La respuesta es que todas estas economías crecieron más del 8% el 2006. La tercera es más complicada: ¿Y en qué no se parece Perú con esta lista de países? La respuesta es que todos los otros países también crecieron a más de 8% en el 2004 y el 2005, mientras que el Perú no. Es más, si uno mira lo que están haciendo cada uno de estos países va a encontrar enormes diferencias. No es el caso que todos son países que se están beneficiando de un boom de metales, o que todos acaban de hacer profundas reformas.
Mi intención no es aguar el carnaval local del 8 por ciento, el que sienta que hay razones para celebrar que celebre. Sencillamente a veces nos miramos demasiado al ombligo y creemos que los peruanos somos los únicos iluminados o los únicos desafortunados. Lo cierto es que el Perú vive un momento muy favorable por razones fundamentalmente no decididas por nuestras autoridades. Es más, nuestras autoridades parecen empeñadas a creer que el boom seguirá mucho tiempo más y por lo tanto no hay porqué ser tan precavido. Uno de las frases que tengo siempre presente es una del genial escritor Mark Twain. El decía, “cada vez que usted se encuentre del lado de la mayoría es tiempo de hacer una pausa y reflexionar”. Creo que es una frase muy apropiada para estos tiempos de euforia y entusiasmo. Se ha puesto a pensar a partir de qué precio de los minerales las decisiones de inversión privada cambiarán en anticipación de una desaceleración de la economía.
El Perú no debería cometer los mismos errores de antes. Ya hemos tenido recursos extraordinarios y los hemos malgastado. Ya hemos tenido oportunidades y las hemos ignorado. Es importante entender que la prudencia es una virtud que se construye todos los días. Especialmente en los días de abundancia. Es muy difícil en un país con 50 por ciento de familias en situación de pobreza pedir que no se gaste cuando hay recursos. Entendamos que lo que estamos pidiendo es en realidad, evitar reducir nuestra capacidad de gasto para cuando realmente se necesite. Tener una gran proporción de pobres no justifica gastar sin mirar. ¿O usted es de los que creen que el aporte voluntario de los mineros se debería gastar de cualquier manera?
viernes, 23 de febrero de 2007
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1 comentario:
Me parece un poco injusto comparar el crecimiento de Estonia, Argentina, Latvia, Venezuela, India o China con el de Peru. Cada país tiene diferentes oportunidades y desafios que determinan su crecimiento. Es virtud de un buen estado hacer lo apropiado para conseguir un crecimiento continuo a futuro y no perder la oportunidad. Yo creo que Perú debería celebrar ese 8% de crecimiento del 2006. En otros tiempos, un traspaso caótico de gobierno hubiera dejado a Perú otra vez con el cliché de "un mendigo sentado sobre un banco de oro".
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