Columna de Carlos Adrianzén
Esta semana el nuevo directorio del BCR inauguró una nueva meta inflacionaria aplicable desde abril próximo (bajándola a 2%). Todo sería halagos aquí si olvidásemos la forma cómo se ha venido alcanzando bajas tasas de inflación en los últimos años.
Contrariamente a lo que mucha gente repite, los recurrentes cumplimientos de la meta inflacionaria no se han asociado a políticas responsables. Se ha inyectado intermitente y desproporcionadamente liquidez en soles y estas inyecciones no se han reflejado en mayor inflación sólo porque el mismo BCR impide que los ahorros provisionales de los trabajadores diversifiquen plena y globalmente su riesgo. Así, por un lado inyecta soles excesivamente y por otro los obliga a comprar instrumentos locales. Algo poco inteligente y difícil de justificar.
Sin mucho aspaviento este nuevo directorio debe distanciarse del anterior. No basta con bajar la meta. Hay que elevar el límite hasta desaparecerlo. Los ahorros no son de todos. Tienen dueños.
martes, 13 de febrero de 2007
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