Columna de Eduardo Morón en El Comercio
Algunos no lo saben pero uno de mis trabajos anteriores fue hacerle los discursos al Ing. Jorge Camet cuando el ocupó el cargo de Ministro de Economía. Así que en plan de recordar viejos encargos le voy a sugerir algunas ideas al Presidente García para este sábado. Luego del queridos compatriotas yo seguiría así.
No he venido aquí a decirles que las cosas que están caminando bien y que tengan paciencia. Hoy he venido a convocarlos a todos los que me escuchan a ayudar a que las cosas se hagan mejor por el bien de todos nosotros, los peruanos. Estoy convencido que el Perú que dejemos el 2011 puede ser un Perú muy distinto al que hoy tenemos donde aún miramos más hacia atrás para ver lo que pudimos ser. Donde miramos a los costados no para pedir ayuda sino para buscar responsables de lo que no salió como queríamos. Y donde se hace tan difícil mirar hacia delante con convicción de que el porvenir está en nuestras manos, en nuestro esfuerzo individual y de conjunto. Hoy he venido a pedir su ayuda.
Hace unos días el INEI mostró cual debería ser nuestra principal preocupación. Las cifras de pobreza revelan que si bien el crecimiento de los últimos años ha permitido reducir la pobreza en algunos puntos porcentuales, dicho crecimiento ha sido absolutamente ineficaz para reducir la pobreza en las zonas más pobres del país. Luego de este auge económico en 14 de las 24 regiones del país la pobreza supera el 50 por ciento. Esto es intolerable. No podemos pretender construir un Perú distinto sin modificar radicalmente esta situación. Desde aquí llamo a los Presidentes regionales a colaborar en esta cruzada, el país, sus regiones no necesitan alzar piedras y palos para resolver estos problemas. La solución está en aquello que si ha funcionado en las otras áreas del país donde la inversión privada se ha podido desarrollar para dar empleo formal y en donde la presencia del Estado si ayuda. En esas zonas el Estado ha construido o ha dejado construir a los privados las carreteras que acercan los mercados, que posibilitan los negocios, que integran.
Estas cifras nos llevan a cuestionar lo que el Estado ha venido haciendo en materia de programas sociales. Desde hace algunos años atrás el Perú viene gastando cifras récord en las políticas sociales y estas no han dado los frutos que uno esperaría. Hoy la mayoría de nuestros niños de escuelas públicas no son competitivos. No pueden enfrentar con éxito el mercado de trabajo que hoy es mucho más exigente. El gobierno está firmemente convencido que se necesita revolucionar la educación pública. Para ello hemos aprobado una nueva ley de carrera pública magisterial que permitirá que los profesores sientan que su esfuerzo es recompensado. Que el Estado premia a quienes si ponen de su parte para reconstruir la escuela pública en el país. Entiendo que hay muchos que tienen temor a estos cambios y eso es normal. Pero insisto en mirar hacia delante y pensar en que sí se puede transformar la educación pública.
Desde aquí hago un llamado urgente a todas las bancadas, a todos los empresarios chicos y grandes, a apostar por la transformación del país en uno más justo, más solidario, y sobre todo donde la pobreza se reduzca creando oportunidades, alentando el progreso que se traduce en mayor desarrollo. El país reclama que no ahorremos esfuerzos en construir esas alianzas que permitan que todos nos sintamos orgullosos de ser peruanos. Pongamos lo mejor de nosotros por construir nuestro país. ¡Viva el Perú!
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