Columna de Eduardo Morón en El Comercio
Es difícil regresar de París de mal humor, pero el Ministro Carranza regresó especialmente contento la semana pasada pues logró que los países miembros del llamado Club de París acogieran con simpatía la propuesta peruana de repagar algo más de 2,600 millones de dólares. A fines de junio sabremos si los países aceptan en firme este ofrecimiento del gobierno peruano, pero todo hace suponer que no habrá mayores complicaciones.
Para entonces el Perú podrá mostrar indicadores mucho más sólidos. Lo usual en la comparación internacional es mirar el ratio de deuda externa con respecto al PBI. Este indicador compara el tamaño de la deuda acumulada por un país con respecto al valor de los bienes que produce en un año. Esa comparación es medio extraña pues compara un flujo (PBI) con un stock (deuda externa). Sea como fuere, el Perú por mucho tiempo no podía bajar dicho ratio a menos de 50 por ciento. Desde el punto de vista de una familia era como si para cancelar la deuda se necesitara la mitad del total de ingresos que una familia pudiera lograr en un año. Luego de varios años de crecimiento de los ingresos fiscales se ha logrado que ese ratio baje significativamente. Se espera que dicho ratio esté bordeando el 20 por ciento al final del año.
En términos de estándares internacionales ese número era alto. Argentina y Brasil, que no tienen grado de inversión, tienen ratios de deuda sobre PBI de más de 70 por ciento. Chile y México, que sí tienen grado de inversión, tienen ratios que no superan el 10 y el 25 por ciento, respectivamente. No es lo mismo ser parte del mundo de economías emergentes que de las economías desarrolladas. Nuestra capacidad de endeudamiento con respecto a nuestros ingresos es sin duda mucho menor a la de dichos países. Por eso no debe sorprender que Japón tenga un ratio de 180 por ciento o que Estados Unidos tenga un ratio mayor al 60 por ciento y nadie les diga nada.
Es curioso pero en Perú a muchos les parece mal que el gobierno prepague una deuda. Escuché a un congresista decir que cómo era posible que se dejaran de atender otras necesidades urgentes para pagar antes de tiempo una deuda con países. A muchos les cuesta entender que el gobierno como cualquier persona debe tener un manejo activo de sus obligaciones y que el gobierno debe salir cada año al mercado financiero a buscar recursos. A ninguno de nosotros nos gusta tener que pagar muchas deudas a la misma vez, es más cómodo cuando estas se estiran en el tiempo. Asimismo, es mejor tener que buscar financiar un monto menor dado que los mercados penalizan a quien está demasiado necesitado de fondos. Además, cualquiera estará a favor de pagar menos intereses por la misma deuda. Por estas razones es que el MEF hace estas operaciones.
En realidad el MEF va a cambiar una obligación en dólares a cambio de otra obligación en soles. Al poner una mayor proporción de sus obligaciones en la misma moneda en la que recibe sus ingresos el gobierno reduce el riesgo cambiario. Sin embargo, dicho riesgo es trasladado a quien compra esa deuda. Si las AFP quienes adquieren dichos bonos, pero los trabajadores les pedirán su jubilación en dólares entonces serán los trabajadores quienes asuman dicho riesgo. Sería interesante que antes de que oficialmente se nos otorgue el grado de inversión el Perú pueda empezar a emitir internacionalmente deuda en soles. Es decir, que el riesgo lo tome algún inversionista extranjero. Esta podría ser una excelente oportunidad pues aún la situación de los mercados financieros internacionales es bastante buena, el tamaño de la emisión le daría la liquidez que los mercados internacionales requieren y la percepción sobre el futuro del Perú afuera es claramente positiva. ¿Se animará el MEF a dar el gran salto y hacer del sol una moneda internacionalmente valiosa?
jueves, 31 de mayo de 2007
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