Columna de Carlos Adrianzen en Peru 21
Para bien o para mal, por razones de peso o por demagogia, gran parte de los recursos y del manejo político de nuestras ciudades y provincias está hoy bajo el control de las alcaldías y de las presidencias regionales. Todo sería bonito si estas instancias de gobierno, hoy boyantes, existiesen como unidades modernas de administración pública. Pero esta no es nuestra realidad. Solo tenemos a centenas de elegidos (y sus respectivos entornos) atraídos por el poder o por las gollerías del puesto. Personajes mayoritariamente carentes de formación, experiencia gerencial o acaso de visiones de desarrollo sólidas o siquiera verosímiles. La suerte de millones está en sus manos. No son solo responsables de gastar bien la plata que les cae. Ellos tienen la responsabilidad de mejorar significativamente la educación de su gente, así como de captar inversiones privadas para sus ciudades y provincias. Que les quede muy claro: nadie lo va a hacer por ellos.
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